martes, 1 de abril de 2014

El jugoso negocio de la ‘obra pública’ en Ecuador


 

Una de las estrategias que dice tener el gobierno para alcanzar el mentado “cambio de matriz productiva” es la enorme inversión en infraestructura, sobre todo en relación a la red vial, hidroeléctricas y refinerías, que según señalan, permiten conectar pueblos y ciudades pequeñas que antes habían sido abandonadas por los gobiernos de turno, así como generar fuentes de energía que posibiliten un salto cualitativo en el tipo de economía nacional. De esta forma, dicen los defensores de la Revolución Ciudadana, las carreteras se van constituyendo en las vías del “Buen Vivir”. En este artículo conoceremos, a groso modo, las principales empresas ecuatorianas y transnacionales que se encuentran beneficiadas por el enorme gasto en obras de infraestructura del gobierno de Correa.

Situación global de la construcción

La participación del Estado en los últimos años en el sector de la construcción, específicamente en lo referente a la obra pública, ha elevado los ingresos de las constructoras que mayores contratos han logrado firmar con el Gobierno. Según el Ministerio de Transporte y Obras Públicas para inicios del 2012 el Cuerpo de Ingenieros del Ejército tuvo contratos por alrededor de 360 millones; Herdoíza Crespo Construcciones de 260 millones; Verdú de 213 millones; Hidalgo e Hidalgo por 189 millones; Fopeca por 177 millones; Consermín por 116 millones y Equitesa por 99 millones.

De 2007 hasta 2011, el gobierno del Ecuador invirtió un total de 3.716 millones. Los datos proporcionados en 2012 por María de los Ángeles Duarte, titular de la Cartera de Transporte y Obras Públicas, mencionan que el plan vial iniciado desde 2007 y empujado a partir de un plan emergente concluiría en 2013, y prevé una inversión que bordea los 5.000 millones. Mientras para el 2013 el gobierno ecuatoriano marcó un presupuesto de 32.366 millones de dólares, se destinará unos 3.986 millones para la construcción de puentes, vías y carreteras.

Principales empresas constructoras ecuatorianas

Hidalgo e Hidalgo

Según el ranking de las mayores empresas presentado por la Revista Vistazo en 2013, Hidalgo e Hidalgo se ubica en el puesto número 44, con ingresos de 262 millones de dólares. Esta empresa cuenta con prácticamente cuatro mil trabajadores y ha sido una de las principales beneficiarias de la inyección de capitales para la infraestructura, sobre todo en torno a vialidad a lo largo del país. Por ejemplo en 2008 obtuvo el contrato de la construcción de la vía Santo Domingo-Quevedo-Babahoyo-Jujan.

Panavial

Panavial incluye al Grupo Herdoíza Guerrero, holding que abarca varias empresas dedicadas a la construcción de obras civiles de infraestructura, concesión, mantenimiento y señalización vial. Según el ranking de las mayores empresas presentado por la Revista Vistazo en 2013, Panavial se ubica en el puesto número 56, con ingresos de 220 millones de dólares para el año 2012. Entre sus obras están la carretera Jambelí-Latacunga.

Herdoiza Crespo

Por su parte Herdoiza Crespo se ubica en el puesto número 76, con ingresos  de 177 millones en el 2012.

Las antes descritas son las empresas nacionales más grandes de la construcción y que se han visto beneficiadas en los contratos. A estas hay que sumar otras de menor envergadura como Fopeca, Técnica General de Construcciones, entre otras. Las Escuelas del Milenio, Centros de Desarrollo Comunitario, Unidades de Policía Comunitaria son obras que van desde 1 a 5 millones de dólares, es decir construcciones pequeñas y medianas y son otorgadas a empresas constructoras de mediano tamaño, aunque también a las empresas nacionales como Hidalgo e Hidalgo y Herdoiza Crespo.

Principales empresas extranjeras

Si bien empresas como Herdoiza Crespo, Hidalgo Hidalgo y Panavial han obtenido jugosos contratos por parte del Estado, las obras más grandes y más rentables han sido encargadas a empresas extranjeras, como constataremos a continuación.

Quiport y el Aeropuerto de Quito

La construcción y administración del nuevo aeropuerto de Quito está a cargo de la Corporación Quiport, después de una serie de jugarretas en las que sin concurso público alguno el contrato les fue entregado a dedo. Uno de los socios de Quiport es Sandra Reed Serrano, quien “casualmente” también es socia y representante de las compañías constructoras que trabajan para Quiport, es decir, Aecon Construction Group, una de las constructoras canadienses más grandes del mundo y la Constructora Andrade Gutiérrez, una gran multinacional brasileña de la construcción. Corporación Quiport S.A. es una empresa privada formada por un consorcio de compañías canadienses, estadounidenses y brasileñas.

Quiport operará el nuevo aeropuerto hasta el año 2040, reservándose el derecho de recoger un jugoso 80% de los ingresos generados por sus operaciones. Para ello, invirtieron previamente 724 millones de dólares. Aecon es propietario del 45,5% del nuevo aeropuerto mientras que Andrade Gutiérrez Constructores posee el 48% del mismo. Así es como una de las “grandes obras” de la Revolución Ciudadana, es haber privatizado el aeropuerto de Quito, sin que, casi nadie, diga algo al respecto más allá de quejarse elevado costo de la comida.

¿Se le acabó la fiesta a Odebrecht?

“Se le acabó la fiesta en Ecuador”, decía en octubre de 2008 Correa a propósito de la expulsión de la empresa Odebrecht, sin embargo la historia no terminaría ahí. Demos un vistazo a esta novelesca historia de negocios, aunque más parece de amor, y que grafica claramente la demagogia y “doble moral” con que se manejan los negocios de la construcción en nuestro país.

La construcción de la Central Hidroeléctrica San Francisco le fue adjudicada a ésta empresa en marzo de 2000. La planta se ubica en el cantón Baños, provincia de Tungurahua, debajo de la Central Hidroeléctrica Agoyán. El proyecto demandó una inversión de 317 millones. En junio de 2007, el propio presidente, encendió la segunda turbina para la generación hidroeléctrica, declarando inaugurada la obra, pero a escasos siete meses la planta suspendió sus operaciones, debido a severas fallas en las obras civiles y electromecánicas. Odebrecht no pudo solucionar los problemas, por lo que ocho meses después el Gobierno enfrentó públicamente a la firma calificando como “una estafa” a la obra.  El Presidente enfatizó que “no aceptaremos que ninguna de estas empresas internacionales vengan a burlarse del país”.

La crisis se agudizó cuando el Gobierno decidió llevar a la Corte Internacional de Arbitraje de la Cámara de Comercio Internacional de París su desconocimiento del crédito por 286,8 millones de dólares, concedido por el estatal banco Bndes a Odebrecht para la construcción del proyecto. En respuesta, el Gobierno del Brasil decidió “congelar” todos  los proyectos de cooperación  bilateral.

En julio de 2010, el Gobierno y Odebrecht arribaron a un “convenio de reparación” que contempló arreglos  en el túnel de conducción, de la chimenea, de las válvulas del bypass, el cambio del SEA, la entrega de dos rodetes de reserva y una compensación económica de 20 millones de dólares. Las reparaciones se cumplieron, los rodetes fueron traídos de Italia, pero las autoridades no han informado sobre el costo de los nuevos trabajos y si fue pagada la compensación solicitada.

Lo sorprendente de ese acuerdo ha sido las condiciones impuestas por Odebrecht y peor aún, aceptadas por el Gobierno. En todos los juicios que estaban en curso en la justicia, tanto el de daños como el de las presunciones penales, el Estado se comprometía a eliminarlos, sin que ninguna ley le permita estos acuerdos. En resumen, los supuestos delitos cometidos en los cambios de las condiciones del contrato, en perjuicio al Estado, las glosas impuestas por Contraloría, se eliminaban a favor de Odebrecht. Hasta se aceptó cláusula de arbitraje internacional en Chile para cualquier discrepancia en el “acuerdo”, contrariando la expresa disposición constitucional. Y para completar esta “novela de amor y dinero”, en septiembre del mismo año, la Contraloría ‘desvaneció’ las ocho glosas por 77.7 millones de dólares que había establecido contra la constructora.

Finalmente en el 2011 Odebrecht retornó a la lista de empresas elegibles de contratación y nuevamente obtuvo varios contratos por varias decenas de millones de dólares, sin licitación pública abierta, como es el caso del primer tramo de la Ruta VIVA en las afueras de Quito.

En julio de 2012, Odebrecht se adicionó el contrato de preparación del área (rellenos) para la construcción de la Refinería del Pacífico, a un costo de 229,9 millones de dólares. Casualmente la oferta hecha por la multinacional brasileña era la más costosa. Así también se le entregó la construcción del  proyecto hidroeléctrico Manduriacu por 124 millones.

Desde el 2011 hasta octubre de 2013 la brasileña suma siete obras de infraestructura eléctrica, vial y petrolera por 1.085 millones. Este monto equivale al 10% del total de contrataciones de obras, bienes y servicios que realizó el Estado a través del portal de Compras Públicas durante el 2012. ¡Vaya que se le acabó la fiesta a esta empresa!

Fundada en 1945, Odebrecht es una transnacional brasileña que participa en la construcción de proyectos termoeléctricos e hidráulicos, centrales nucleares, siderúrgicas, refinerías, centrales petroquímicas, etc., una de cuyas filiales, Odebrecht América Latina e Angola, tiene más de 53 contratos, en los que trabajan 33.000 obreros en Angola, Argentina, Colombia, Cuba, Ecuador, México, Panamá, Perú y República Dominicana principalmente.

La cereza del pastel: los chinos financian y son contratados

Una investigación de la periodista Rosa Torres Gorostiza de diario Expreso afirma que de los 24 contratos estatales más grandes de obras y servicios están en manos de quince compañías, por 5.270 millones. Llama la atención como estas empresas fueron creadas meses antes de que se les adjudiquen los contratos, a pesar de que entre los principales factores de calificación debe contar la experiencia y catalogo de obras realizadas.

Durante el 2002 se registraron las primeras tres sucursales de empresas chinas (ZTE Corporación, Huawei y Sinopec) en el país. Diez años después, la cantidad de esas filiales está cerca de llegar a sesenta y la mayoría tiene contratos millonarios con las compañías estatales, en áreas como hidrocarburos, energía, minas, puentes, control de inundaciones y provisión de servicios. Otras empresas, inscritas en los últimos cuatro años en el Registro Mercantil (ya sea como filiales o compañías ecuatorianas, pero con capitales extranjeros) son proveedoras de servicios y equipos de las que construyen los grandes proyectos. En total 24 contratos, por 5.270 millones dólares, fueron entregados a 15 empresas chinas, que se domiciliaron en el país uno o dos meses antes de la firma de los contratos.

La Cámara de Comercio Ecuatoriano-China tiene registradas 42 empresas con capitales del gigante asiático. La Superintendencia de Compañías reporta la inscripción de 29 sucursales chinas, cifra que no incluye a las que están clasificadas como empresas ecuatorianas, pero son filiales de corporaciones registradas en Estados Unidos, Canadá y otros países, que han sido adquiridas por transnacionales de China. Entre unas y otras, afirma Rosa Torres Gorostiza, se han contabilizado un total de 56 compañías con capitales chinos que realizan actividades en Ecuador. De las últimas 16 sucursales que se inscribieron, siete lo hicieron en el 2011 y nueve en el 2012. A pesar de los millonarios contratos que han firmado, son pocas las empresas que declararon el Impuesto a la Renta.

Guangxi Road & Bridge Engineering Corporation

Registrada en enero de 2008. En 2009 firmó un contrato, por 102 millones con el Ministerio de Transporte para la construcción del Cuarto Puente que terminó de edificarse en 2011. En el SRI no registra pago de Impuesto a la Renta.

China Road and Bridge Corporation

Registrada en noviembre de 2011. Firmó contratos con el Ministerio de Transporte, por 55 millones para varios trabajos, entre ellos la vía Pifo-Papallacta y el anillo vial en Santo Domingo de los Tsáchilas.

China International Water & Electric Corp

Registrada en el 2010. Construye, por 123 millones, el proyecto Toachi Pilaton. Senagua le adjudicó dos contratos por 366 millones para megaproyectos de control de inundaciones en las cuencas de los ríos Naranjaly Cañar.

China Gezhouba Group Company Limited

Registrada en 2010. Ejecuta el proyecto Sopladora (Azuay) por 672 millones. Senagua la contrató en 2012 para rehabilitar el túnel Cerro Azul, que forma parte del sistema Daule Peripa. El contrato se firmó por 16 millones.

China National Electric Engineering Co.

Registrada el 30 de agosto de 2011. Tiene a su cargo la construcción de dos proyectos hidroeléctricos por un monto total de 125 millones.

China Hidroelectricidad Ingeniería Consultorio Co.

Registrada en septiembre de 2011. Construye el proyecto hidroeléctrico Delsitanisagua, ubicado en Zamora Chinchipe, por un costo de 215 millones de dólares En octubre de 2011 firmó el contrato.

China Tiesiju Civil Engineering Group Compañía Limitada

Registrada el 12 de enero de 2009. La Secretaría del Agua le adjudicó el proyecto Multipropósito Chone, en abril de 2010, que está en ejecución. El contrato es por 46 millones de dólares.

Xinjiang Goldwind Science

Fue registrada el 15 de septiembre de 2011. Construyó el proyecto eólico Villonaco, que se inició en agosto de ese año, a un costo de 44 millones.

Synohidro Corporation

Registrada en julio de 2009. Construye Coca Codo Sinclair, la mayor central hidroeléctrica que tendrá el país, ubicada entre Napo y Sucumbíos por un monto de casi 2.000 millones de dólares.

Harbin Electric International Co. Ltd.

Registrada en agosto de 2011. Implementa la central térmica Esmeraldas II, de 96 MW, por más de 100 millones de dólares. También ejecuta la construcción de la central hidroeléctrica Minas San Francisco entre Azuay y El Oro, por 506 millones de dólares.

China Camc Engineering

En conjunto con la empresa National Electronics Import and Export Corporation (CEIC) edifica el Sistema Nacional de Comando y Control de la Seguridad Ciudadana-ECU911 por un costo de 240 millones de dólares.

Pero, ¿de dónde sale el dinero?

El ministro Coordinador de la Política Económica, Patricio Rivera, en julio de 2013 explicó  a la Comisión de Régimen Económico del Legislativo que el financiamiento chino para cubrir el déficit presupuestario, que incluyendo amortizaciones, alcanza los 6.254 millones. 

Los funcionarios dijeron que se debe tomar en cuenta dos aspectos cuando se trata de recibir fondos de afuera. El primero es que si bien los organismos multilaterales, sobre todo norteamericanos y europeos, pueden presentar tasas de interés menores a las chinas, estos solo pueden entregar unos 1.000 millones, de los cuales realmente se reciben entre 300 y 400 millones, pues la diferencia queda amortizada. Con ello el ingreso de fondos se limita. Lo que resulta insuficiente para la ejecución de grandes proyectos.

De ahí parte el segundo punto de análisis, que trata sobre la oportunidad de la construcción de proyectos, como por ejemplo Coca Codo Sinclair, financiado por China. Por eso, de acuerdo al análisis ministerial, sería una locura perder puntos porcentuales de ganancia por oportunidad, por ahorrar unos cuantos puntos en tasas con los organismos multilaterales, tomando en cuenta que con China el interés promedio está entre el 6% y 7%.

Pero lo que no dice el gobierno es que a cambio de estos enormes prestamos con un elevado interés, China recibe la mayor parte de las mega-construcciones que se están desarrollando en el país. Es decir, China es el país que pone el dinero pero que recibe nuevamente esos fondos para poner en marcha los contratos. ¡Qué negocio tan jugoso es para China tener un gobierno títere como el de la Revolución Ciudadana!

Las 4 nuevas universidades

Yooshin Engineering Corporation, Cheong Hea Engineering y IFEZ son las empresas surcoreanas encargadas de la construcción de Yachay, la Ciudad del Conocimiento; la Universidad de las Artes está siendo construida por la Constructora Adokasa; la Universidad de las Ciencias Docentes e Ikiam, Universidad Amazónica especializada en Ciencias de la Vida por otras constructoras. Para la construcción y financiamiento de estos centros superiores se destinarán 1.100 millones entre el 2013 y el 2017, que serán financiados principalmente con capital surcoreano. Al igual que en el caso chino, el país asiático pone el dinero y también recibe los contratos de construcción.

Los otros beneficiados: proveedores de materias primas

Dentro del grupo de las empresas beneficiadas de esta política están también las productoras y comercializadoras de materias primas para la construcción. Aquí podríamos anotar a tres grandes empresas extranjeras.

Holcim es una empresa suiza, productora de cementos y áridos (piedra caliza, arena y grava) así como otros materiales como hormigón premezclado y combustibles alternativos. El grupo tiene acciones en más de 70 países en todos los continentes. Actualmente es la cementera más grande del mundo, seguida de Lafarge y de CEMEX. El Grupo ha adquirido participaciones en otras empresas, ampliando su base a más de 50 países, por ejemplo Cementos Polpaico, en Chile y Holcim Apasco en México. Esta empresa consta como  la décima empresa más grande en Ecuador según el Ranking de la Revista Vistazo, con ingresos de 500 millones en el 2012. Actualmente es demandada por más de 1000 ex trabajadores por pago de liquidaciones. Dentro de este mismo grupo consta Construmercado, empresa que es encargada de comercializar la producción de Holcim y es subsidiaria de la empresa suiza. Se ubica en el puesto número 13, con ingresos de 480 millones.

La tercera empresa es Lafargue, una compañía de materiales de construcción de origen francés especializada en cuatro productos principales: cemento, hormigón, áridos y yeso. Cuenta con 78.000 empleados en 78 países. Se ubica en el puesto 86, con ingresos de 170 millones en Ecuador.

Conclusiones

Una de las principales banderas de campaña del gobierno ecuatoriano ha sido la obra vial que se ha construido a lo largo del país y que se ha convertido en una especie de fetiche para un importante segmento de la población. Aunque la mayor parte de la gente no tenga el suficiente dinero para viajar de una región a otra –ni siquiera en feriados, a excepción de la pequeña burguesía-, como producto de la propaganda gubernamental la gente repite incesantemente lo bien que se encuentran las vías y lo bien que le hacen al desarrollo nacional. Algo parecido ocurre con los pequeños productores agrícolas y agropecuarios, en donde los caminos vecinales y secundarios siguen abandonados y si es que existen avances es porque benefician a sectores comerciales e intermediarios poderosos que necesitan de más y mejores vías de acceso.

Para comprender un poco esto habría echar un vistazo a la historia y ver cómo el ferrocarril construido en la Revolución Liberal pasaba precisamente por las entradas de las haciendas. Su ruta fue elaborada meticulosamente para servir a los intereses de los grandes hacendatarios de la costa y terratenientes de la sierra, y de ninguna manera este medio de transporte tuvo la función de conectar las poblaciones indígenas y pueblos de aquella época. Algo parecido ocurre en la actualidad.

La promesa de cambio encuentra un buen señuelo en la obra pública que es vista como una puerta de entrada al progreso. Lo que no ve la gente es que este gobierno ha puesto en marcha el gasto en obras de infraestructura principalmente por dos razones: a) para dotar de infraestructura necesaria para la explotación de los recursos naturales y minerales del país; y b) porque representa los intereses de la burguesía de la construcción. A esta realidad concreta se suma el “Efecto rebote”, es decir que aquello que ocurre para beneficiar a los grupos económicos anteriormente nombrados, de “rebote” genera ciertos beneficios para la gente.

La mayor parte de vías, carreteras y caminos construidos pasan cerca de haciendas, sectores agro-industriales y unidades productivas para facilitar la transportación de sus mercancías. Lo mismo ocurre en el caso de las zonas en donde actualmente hay explotación petrolera (región amazónica norte) y las provincias australes y oriente sur del país en donde se implantaran los grandes megaproyectos mineros. A esto podríamos añadir el caso de la vía Manta-Manaos que servirá para conectar a China con Brasil. En definitiva, la construcción de estas vías de comunicación obedece a los intereses y requerimientos de las empresas imperialistas. Tras bastidores es sabido que las transnacionales y multinacionales ponen una serie de peticiones para “invertir” sus capitales en un país dominado, a una legislación laboral débil y normas ambientales ambiguas, se suma la necesidad de contar con buenas vías de comunicación que les ayuden a acortar el tiempo de transportación de las materias primas extraídas del territorio ecuatoriano.

A todo esto debemos añadir que el estado está funcionando palanca de inyección de capitales para dinamizar la economía y beneficiar a las empresas encargadas de la construcción. De hecho tiene mecanismos para mejorar los negocios de estas empresas tales como los “reajustes”, trampas corruptas que elevan los beneficios de estos grupos. Es así como a pesar de que para toda obra de construcción primero se debe hacer un estudio previo para definir el costo fijo del contrato,  entre 2007  y 2010 el monto inicial de gasto en 87 obras viales era de 1.566 millones, con los “ajustes” la cifra ascendió a 1.855 millones. Es decir, no solo que los contratos son otorgados a dedo, que son diseñados para enriquecer a sus dueños, que sirven a importantes miembros del Estado, sino que se sirven de mecanismo ilegales para maximizar sus ganancias.

Finalmente, habría que anotar que los contratos de construcción más grandes están en manos de empresas chinas, brasileñas y europeas. Las empresas constructoras ecuatorianas se encargan de las obras de mediano tamaño, mientras las obras de construcción pequeñas son encargadas a empresas medianas que forman parte de una larga lista de empresas constructoras. A esto hay que sumar la enorme corrupción y negociados como un componente fundamental. Son varios los casos de corrupción que han podido salir a la luz. Entre las personas relacionadas con la construcción es sabido que para poder acceder a un contrato deben elevar el costo de su oferta en un 30 a 40%, dependiendo el caso, y de ese sobreprecio se desprende una cadena de corrupción que envuelve a funcionarios públicos y miembros de las empresas encargadas.

¡Pero, a pesar de todo, por ‘suerte’ el gobierno de la Revolución Ciudadana está lleno de corazones ardientes y mentes lúcidas!


Movimiento Vientos de Pueblo

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