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Posición del Movimiento Vientos del Pueblo ante las elecciones burguesas del 2013

Los partidos burgueses y reformistas están de fiesta, la distribución de cargos y el poder político entran en disputa. Las luces del cabaret electoral se encienden y cada candidato realiza un sinnúmero de promesas para obtener votos, ganar las elecciones, apoltronarse en las curules, en el sillón presidencial, detrás de un escritorio burocrático y olvidarse de las promesas hechas en campaña, aprovechando la frágil memoria histórica de quienes creen aún en las elecciones. Se viene la procesión de los Noboa, Correa, Lasso, Gutiérrez, Acosta, por los barrios populares, suburbios, mercados y demás lugares de concentración popular. Ocultando, mientras duren las elecciones, sus lujosas mansiones y encargando a sus capataces las lucrativas empresas donde sobre-explotan a miles de obreros. Visten en esta época su atuendo preferido: el de la charlatanería y el engaño. Es conocido por todos los slogans “pan, techo y empleo”, “yo sé cómo hacerlo”, “la fuerza de los pobres”, “la revolución de mentes lúcidas y corazones ardientes”, frases hueras que solo sirven de anzuelo para, una vez en el gobierno, remplazar todo ello con medidas anti-populares, saqueo, represión y criminalización. Mientras te ofrecen pan, suben los precios; cuando te ofrecen educación, la privatizan; cuando ofertan empleo, éste nunca llega; cuando te proponen estabilidad tu pequeño negocio quiebra; en campaña te dan dulce y una vez en el gobierno te dan palo. 
Las elecciones –con el cuento de la democracia- arrancan de las clases explotadas su aprobación a los candidatos que han sido elegidos previamente por cada fracción burguesa con el objetivo de preservar sus intereses económicos. “Se efectúan con el propósito primario de legitimar el sistema, la política y las acciones de la clase dominante-dándoles la fachada de un mandato popular-y de canalizar, confinar y controlar la actividad política de las masas popularesBov Avakian. Las elecciones constituyen la forma pacífica que tienen las diferentes fracciones monopólicas –compradora, industrial, financiera, burocrática- para asegurarse el control del Estado y repartirse “democráticamente” la riqueza económica del país. Estos grupos mantienen un acuerdo general en la forma de organizar el país y la economía, pero entre ellas también existen disputas que tienen que ver con las características económicas de cada grupo, lo cual lleva a implementar matices particulares en la gestión estatal. Quien sea que triunfe los obreros, campesinos, estudiantes y pequeños comerciantes serán los derrotados a fin de cuentas, puesto que sus reivindicaciones fundamentales no serán resueltas por el mandatario o asambleístas de turno.  En este sentido resulta imprescindible romper con el pensamiento de que en las elecciones el pueblo participa, puesto que esa supuesta participación no es más que elegir entre los representantes de los explotadores.  Además que las elecciones legitiman la explotación y desarticulan las variantes organizativas de los sectores populares.
El gobierno de Rafael Correa en seis años ha entregado el país al imperialismo chino y estadounidense, ha multiplicado la deuda externa, ha servido a los grandes monopolios que hoy tienen más ganancias que nunca,  representa los intereses de los nuevos ricos ligados al gobierno,  ha encarcelado y perseguido a quien opina distinto, ha acentuado la lógica primario-exportadora de nuestra economía con el extractivismo minero, ha corporativizado la organización popular, además de contar con funcionarios corruptos y falsificadores. Si gana su objetivo será ahondar en la política fascista y corporativa, acentuando el dominio del capital extranjero, sustentando esto en la incesante propaganda oficial y la política asistencialista.
Guillermo Lasso, candidato ligado al imperialismo yanqui, conectado con la banca estadounidense y propietario del Banco de Guayaquil, de ideología neoliberal y privatizadora, ex ministro de finanzas en el gobierno de Mahuad y funcionario de Lucio Gutiérrez, perteneciente a la secta del Opus Dei. Lucio Gutiérrez, ex-presidente, al segundo día de posesionado se auto-declaró el “mejor amigo de EEUU” llevando adelante un gobierno corrupto, despótico y anti-popular,  fue derrocado en dos años. Álvaro Noboa, candidato por quinta vez, fue presidente de la Junta Monetaria en el gobierno de Bucaram y uno de los principales gestores del desastre económico de aquel gobierno. El hombre más rico del país es responsable de gran cantidad de abusos laborales hacia sus trabajadores, represión, uso de mano de obra infantil, así como de no pagar el precio establecido a los pequeños productores de banano.
La Coordinadora Plurinacional de las Izquierdas, representada por  Alberto Acosta, nuevo cuadro de la socialdemocracia, ligado a una familia de empresarios y banqueros,  vinculado a las ongs imperialistas, defiende a capa y espada la actual constitución a la que denomina “garantista” y que precisamente despoja de derechos fundamentales al pueblo ecuatoriano. Se ha juntado con una caterva de oportunistas como el MPD, Pachakutic y el Partido Socialista, quienes han utilizado al pueblo para que una camarilla de burócratas viva de los puestos que les da el Estado y han disuelto la lucha popular para participar en las elecciones burguesas, cabe recordar que éstos fueron los principales colaboradores del gobierno de Correa hasta hace un par de años, y que le ayudaron a introducir muchas de las leyes y golpes que hemos recibido, bastó que el gobierno les propine una patada en el trasero, cuando ya no le eran útiles, para autodenominarse “oposición”.
Los otros candidatos forman parte del recambio generacional burgués, conectados a grupos empresariales y que pretenden ganar notoriedad pública y alcanzar unos cuantos escaños para sus asambleístas. Preguntémonos si en realidad estos personajes y sus partidos representan a los sectores populares, si trabajaran en función de nuestros intereses o los de sus bancos, empresas, fábricas y demás.
Por ello, el Movimiento Vientos del Pueblo, organización que cree en una verdadera transformación revolucionaria del país, manifiesta que lo más coherente es ANULAR EL VOTO. Las elecciones benefician sólo a las élites económicas y políticas  y los sectores populares al participar en ese juego se desorientan de sus verdaderos intereses de clase. La historia de nuestro país demuestra claramente como el cabaret electoral no ha traído ningún beneficio para las clases explotadas en el país, sino que lo que ha hecho es desmovilizar a la gente y canalizarla a formar parte de la institucionalidad burguesa, esterilizar la lucha social.
Debemos despojarnos de la idea de que en las elecciones estamos decidiendo algo, y que no votar o anular el voto es ser irresponsable o “apolítico”. Si manifestamos que las elecciones son una disputa inter-burguesa, votar equivaldría a elegir qué grupo de la clase dominante nos va a oprimir durante los próximos cuatro años, es la idea del “mal menor”, es como decretarnos la pena capital y elegir si queremos la cámara de gas, la guillotina o la silla eléctrica. Muchas veces el “mal menor” termina siendo peor, como nos ha ocurrido con este gobierno. Detrás del mito de la representatividad vía elecciones se esconde el interés de las clases dominantes de llevar al pueblo a participar de un juego en el que nunca va a ganar.
“Gane quien gane, no cabe duda de que las masas perderán. Pero a la estructura de poder le preocupa que sigan las luchas intestinas en los más altos niveles, que grandes sectores de la población rechacen la legitimidad del nuevo presidente y que toda la situación lleve a convulsiones sociales.” Bob Avakian
 ANULAR EL VOTO Significa comprender que sólo mediante la lucha y organización se pueden conquistar derechos para los sectores populares e ir allanando el camino hacia la revolución. Significa tomar una posición consecuente y definida donde descartamos las elecciones por caducas e inservibles. Esto significa comprensión política consciente, basar las esperanzas en los esfuerzos propios, en la construcción de los elementos necesarios para la revolución.
La consigna correcta para los estudiantes de 16 y 17 años es No Votar para demostrar su rechazo a esta forma de institucionalización que busca alejarlos de las calles y la lucha social de la que han sido parte importante en la historia del país.
Vientos del Pueblo manifiesta su rechazo total a las elecciones burguesas, y mantiene su convicción de que el pueblo no debe aspirar al “mal menor”, sino a forjar sólidamente su futuro, a organizar su país y su sociedad desplazando a la capa de parásitos que actualmente se encuentran gobernando. Es decir, luchar por una verdadera transformación, ello es posible pero la base para lograrlo es ¡Organizarse!

¡NOSOTROS ANULAMOS EL VOTO, NOSOTROS ELEGIMOS LUCHAR!
¡A desenmascarar las elecciones y la democracia de los explotadores!
¡Revolucionando la consciencia, evolucionando mediante la acción,
Soplan Vientos del Pueblo para la Organización Popular!


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