- La iniciativa Yasuní ITT constituyó una farsa desde su origen. Tan sólo fue una excusa para legitimar la política extractiva y devastadora del régimen embaucando a unos cuantos ecologistas, ongs y despistados. Según una reconocida ambientalista, en Copenhagen, en el año 2009, cuando un emisario del gobierno estuvo por concretar un convenio por 1000 millones de dólares, recibió una llamada de Alexis Mera ordenando que ese acuerdo no sea firmado. El gobierno disfrazó su carácter pro-imperialista con un falso ecologismo. Los tratados, protocolos ambientales, o "iniciativas" como las del ITT son sólo una fachada para encubrir la necesidad concreta del sistema de proveerse de los recursos naturales, cumplen una función legitimadora. Si China o Estados Unidos requieren los yacimientos petroleros de la región o del Ecuador los explotarán sin interesarles impactos ambientales o sociales, o si éstos están ubicados en zonas protegidas.
- Todo el cuerpo legal al igual que las políticas y declaraciones del gobierno son profundamente contradictorias. La constitución “verde”, que fue promocionada como la primera del mundo en dotar de derechos a la naturaleza, es la misma que garantiza la explotación de los recursos naturales y los declara ya no propiedad del pueblo sino del Estado, el cual se reserva el derecho de explotarlos en caso de “interés nacional”. Esa misma demagogia se hace evidente en el artículo 398 donde hablando sobre la consulta previa se manifiesta “Si del referido proceso de consulta resulta una oposición mayoritaria de la comunidad respectiva, la decisión de ejecutar o no el proyecto será adoptada por resolución debidamente motivada de la instancia administrativa superior correspondiente de acuerdo con la ley.” Una burla.
- La corresponsabilidad de la comunidad internacional de la que habla la militancia de Alianza País es un engaño que busca tomar desprevenida a la gente sin mayor conocimiento político. Se esperaba según el gobierno que los mismos países imperialistas que pretenden explotar nuestros recursos naturales financien gratuitamente dejarlos bajo tierra ¡Qué ironía!
- El Parque Nacional Yasuní está siendo intervenido desde hace varias décadas. El gobierno no pretende explotar sólo el ITT sino legalizar la explotación del bloque 31. Obviamente la voracidad del capital irá consumiendo por partes un pastel muy jugoso para él. Este no es el único caso de presencia de industrias extractivas en áreas protegidas, también las mineras imperialistas están recibiendo concesiones en dichas zonas como es el caso de Iamgold en el Parque Nacional El Cajas.
- La utilización de la “mejor tecnología” para la explotación del Parque no es una garantía para evitar desastres ambientales. En el mundo ocurren derrames de manera frecuente sobre golfos, fuentes de agua, ríos, etc. Y en el Ecuador se dan más de 60 derrames petroleros al año según un artículo publicado por la BBC de Londres. La intervención causará un perjuicio notable a la biodiversidad existente dentro del PNY.
- En el PNY están presentes los pueblos no contactados Tagaeri y Taromenane, quienes se mantienen en aislamiento voluntario y se niegan a insertarse en la modernidad capitalista. Sin duda el ingreso de las petroleras vulnerará a estas comunidades y no sería nada extraño su aniquilación –como la historia lo demuestra- al representar un obstáculo para los intereses colonizadores del imperialismo y el gobierno.
- El aprovechamiento de los recursos naturales entre ellos el petróleo, la minería y el agua, representan sectores estratégicos para los intereses del capital imperialista. Para ello cuenta con el apoyo de los gobiernos títeres como el de Correa, los cuales dan las garantías jurídicas, políticas, económicas y militares para su operación.
- La lógica estructural del capitalismo, conformada en base a procesos intensivos de acumulación donde los burgueses no pueden detener ni un segundo la producción y el consumo, lo lleva a desarrollar una dinámica depredadora. Cada vez el mercado mundial requiere con mayor intensidad materias primas, especialmente petróleo y minerales, para que las industrias de los países imperialistas funcionen. ¿De dónde sacan esos recursos? Especialmente de países semicoloniales como el nuestro, de economías primario-exportadoras que tienen una función subordinada en la división internacional del trabajo. El gobierno habla de cambiar de matriz productiva cuando toda su acción se orienta a la re-primarización de la economía ecuatoriana. Mantiene el ciclo que fue iniciado por el cacao y la cascarilla, continuado por el banano y el petróleo, y ahora por la minería. Cada uno de esos “booms” fueron vendidos por las clases dominantes como una puerta al desarrollo nacional, pero ninguno hizo más que enriquecer a los grupos monopólicos, mientras el pueblo nunca vio los tan promocionados beneficios.
- La explotación del PNY no es sino un eslabón más de la política extractivista y entreguista del gobierno. Hay que defender el Yasuní, así como hay que defender todas las zonas donde las corporaciones imperialistas pretenden depredar y saquear los recursos naturales con colaboración del gobierno. No caben las medias tintas, no puede haber posiciones o gente a favor del gobierno, o de sus "obras" y que critica sólo lo del Yasuní; o gente que vive cómodamente en el sistema capitalista y lo defiende a capa y espada pero sale a protestar únicamente por este tema; o los que se hacen los despistados ante el desarrollo de la mega-minería en el país. El asunto va más allá, para poder entablar una lucha real y consecuente no podemos hacerlo con el puro emocionalismo pequeño burgués, debemos comprender que la explotación del Yasuní y de todas las zonas del planeta se llevan a cabo no sólo por la "perversidad" de los gobernantes de turno, sino por la misma lógica de acumulación que requiere el capital para seguir valorizándose, lo que lleva y llevará siempre a los burgueses a depredar hasta el último rincón de la tierra por conseguir mayores ganancias. Solo comprenderemos esto cuando entendamos que el asunto va más allá del tema estrictamente ecológico, siendo un problema esencialmente económico que no puede ser resuelto sin derrumbar el sistema actual.
- ¿Acaso la resistencia puede ser impulsada por personas abiertamente burguesas como Alberto Acosta, Ivonne Bakki, Roque Sevilla, Norman Wray, o por organizaciones reformistas u ongs ecologistas, por personajes como Cholango -aliado del gobierno- o Lourdes Tibán -socia de la Corporación Empresarial Indígena que invertía en minería-? ¿Puede ser promovida por aquellos quienes además apoyaron al gobierno en sus inicios? ¿Puede ser incitada por las ongs que reciben fondos de los mismos países imperialistas que explotan nuestros recursos? Estos personajes y organizaciones lo único que buscan es hacer plataforma politiquera para las próximas elecciones y matar la resistencia en el marco de la legalidad e institucionalidad burguesa. ¿Nos podremos unir con los burgueses para luchar contra el extractivismo? ¿Nos podremos juntar a los reformistas que se trepan a cada lucha que aparece para hacer plataforma y luego desarmarla? Los intereses son radicalmente distintos, no podemos ir a la cola de estas organizaciones, sino gestar nuevas variantes que representen genuinamente los intereses populares.
- Es importante contrarrestar la manipulación mediática del gobierno sobre la opinión pública. Es clave multiplicar los espacios de discusión, de debate, de propaganda utilizando todas las herramientas a nuestro alcance.
- Nuestra resistencia no puede estar marcada simplemente por la coyuntura, no puede ser una moda. Debemos comprender racionalmente la relación entre la explotación del PNY y la dinámica económico-social del sistema, ello nos permitirá construir una posición realmente consistente, consecuente, comprendiendo que evidentemente debemos actuar en las coyunturas con toda la decisión y fuerza, pero además que la lucha social requiere organización y estrategias a largo plazo para combatir a este sistema en su conjunto. Hay que defender la vida, la naturaleza, pero no sólo de vez en cuando, no sólo porque es el Yasuní, no sólo este momento sino siempre, con acciones organizadas, con objetivos, con una práctica política constante, y con una concepción definida sobre el sistema actual.
- Debemos unir a todos los que se pueda unir por fuera de los politiqueros oportunistas que sólo ven en esto una plataforma electoral. Juntar a las organizaciones revolucionarias y progresistas, a las personas con un interés genuino y sincero, a las comunidades afectadas, a la juventud, para formar un torrente que no luche sólo por el tema del Yasuní sino globalmente contra la política extractiva del régimen.
- A la vez que se lucha por el Yasuní se debe luchar por los derechos de los trabajadores, de los estudiantes, de las comunidades campesinas, de los pequeños comerciantes. Es decir debemos combatir toda la política anti-popular del gobierno rebasando la corporativización y criminalización emprendida por éste. La resistencia continúa…
¡No se puede luchar por el Yasuní sin luchar contra el extractivismo!
¡No se puede luchar contra el extractivismo sin luchar contra el gobierno!
¡No se puede luchar contra el gobierno sin luchar contra el capitalismo!
¡No se puede luchar contra el capitalismo sin combatir al reformismo!