sábado, 27 de abril de 2013

Comunicado por el 1ro de Mayo





Despertar la organización y la resistencia proletaria es la consigna
¡Ni gobierno, ni reformismo, Basta de lo mismo!

El Primero de Mayo encierra un profundo significado para la clase trabajadora. Recuerda la lucha de los mártires de Chicago por lograr la reducción de la jornada laboral a ocho horas diarias, ello se logró en medio de la movilización ante el gobierno y los empresarios. Dicho derecho no fue una dádiva de los capitalistas, sino una conquista alcanzada por la lucha proletaria.  Gobierno y empresarios arremeten día a día contra los trabajadores con leyes que vulneran derechos reforzando la estructura de dominación, con la introducción de métodos para extraer más plusvalía, y con la represión cuando lo ven necesario ya sea mediante enjuiciamientos u hostigamiento policial.

El gobierno actual se disfraza de revolucionario para introducir de una manera más solapada precisos ataques contra los sectores populares: flexibilización laboral y desmantelamiento de la organización en el sector obrero; apertura a las transnacionales mineras, concentración del agua y la tierra, y respaldo total a los terratenientes en perjuicio del campesinado ecuatoriano; mercantilización y elitización de la educación sufrida por los estudiantes o por los que pretenden serlo; quiebra de los pequeños comerciantes y productores; persecución a los vendedores informales; etc.

En seis años los trabajadores ecuatorianos han enfrentado una serie de reformas jurídicas que pretenden coartar derechos fundamentales que anteriormente estaban garantizados. Los trabajadores del sector público fueron los primeros en ser atacados con la promulgación de la Ley Orgánica de Em­presas Públicas y la Ley Orgánica de Servidores Públicos, además de los decretos ejecutivos 225 y 813, entre los principales aspectos podemos señalar: Los derechos de sindicalización, huelga y con­tratación colectiva quedan reservados exclusi­vamente para obreros y excluye a los servidores públicos. Las personas consideradas como servi­dores públicos no tienen la categoría de trabaja­dores, lo que les ubica dentro del cumplimiento de un servicio civil que está integrado más al ám­bito del derecho administrativo que del derecho laboral. Se eliminó la representación de los tra­bajadores en los directorios de las empresas pú­blicas, ahora sólo los representantes del gobierno toman todas las decisiones, excluyendo a los trabajado­res, y abriendo el campo para que se puedan in­troducir medidas tendientes a la privatización de las empresas públicas o medidas flexibilizadoras en las relaciones laborales. Se reducen las indemnizaciones por despido. Cerca de 7000 empleados y funciona­rios del sector público salieron con la figura de “renuncia obligatoria”. Esto marca un precedente nefasto puesto que se puede dar el despido de cualquier trabajador, en cualquier condición, con dicha figura.

Ahora el gobierno va por los trabajadores del sector privado con el proyecto de reforma al Código del Trabajo. El Ministerio de Relaciones Laborales entregó a las centrales sindicales en el 2010 un documento que plantea ciertas reformas, entre ellas las que mencionamos a continuación:

Medidas que atentan contra la estabilidad como la ampliación de los contratos a plazo fijo a tres años, cuando anteriormente después de un año el trabajador ya era estable. La extensión del pe­ríodo de prueba de tres a siete meses. La jornada laboral de ocho horas diarias consecutivas, aplica­da de lunes a viernes, busca ser vulnerada, dando la oportunidad a los explotadores de distribuir las horas de acuerdo a su conveniencia –diez, cuatro, seis horas diarias incluyendo fines de semana- y sin ningún recargo por hora suplementaria, dan­do lugar a una explotación más intensa donde el empresario burgués quiere racionalizar al máxi­mo la extracción de plusvalía, atentando contra el tiempo de descanso que requiere el trabajador. Se pretende rebajar la jubilación patronal a un fondo global máximo de 15 salarios básicos. Se busca eliminar la bonificación por desahucio que actualmente está garantizada en el Código del Trabajo, manifestando que el monto de indemni­zación es muy alto. Se abre las puertas para el libre cambio de ocupación sin consentimiento del tra­bajador, siempre y cuando no represente mengua en categoría o remuneración, dando apertura a la polifuncionalidad. Se señalan siete causas a partir de las cuales el empresario puede despedir al tra­bajador unilateralmente. Se permite la revisibili­dad de los contratos colectivos. 

Y lo más grave: se busca prohibir que las huelgas se realicen dentro de las empresas o fábricas, atentando así contra el principio básico y fundamental de lucha de la clase obrera. Esta reforma pretende vulnerar los derechos de los trabajadores conquistados desde hace mucho tiempo. Con la excusa de “dinami­zar” el sector laboral, se pretende súper-explotar a los trabajadores.

Pero el elemento jurídico no sino sólo un aspecto de toda la arremetida del gobierno contra los trabajadores. El Estado pretende presentarse como “mediador” de las relaciones laborales, tratando de ocultar su objetivo que es el de preservar los negocios de los capitalistas. La criminalización se siente cuando los trabajadores que no son dóciles y sumisos a la política del gobierno son despedidos, aislados o se les pone el ojo para que sus contratos no sean renovados. La corporativización se evidencia a través de la creación de organizaciones sindicales auspiciadas por el mismo gobierno como la CSE, CNSP, o la CUTTAE; o mediante el apoyo directo de la CTE, o anteriormente de la UGTE, CEOSL y CEDOCUT, que llamaban a  respaldar al gobierno actual. Los incrementos salariales son sólo una carnada que invisibiliza el problema de fondo, pues dichas subidas del salario no guardan concordancia con el costo de la canasta básica, con el incremento de las otras mercancías que suben en mayor porcentaje, o con las formas de súper-explotación que se implementan en las empresas donde ese salario es ínfimo en relación a la ganancia obtenida por los capitalistas.

Las burocracias sindicales, disfrazadas de representantes obreras, han colaborado con el gobierno para la introducción de estas medidas. En varias ocasiones han guardado un silencio cómplice, para en otros realizar tibias movilizaciones. El objetivo de sus dirigentes es vivir a costa de los trabajadores y hacer carrera politiquera de la dirigencia sindical. Las centrales sindicales no son sino aparatos de los partidos reformistas que engañan a los trabajadores y los utilizan como mecanismo de presión ante el gobierno de turno, o como masa inconsciente para las elecciones. El problema no es de personas, de uno u otro dirigente corrupto, sino que esas organizaciones son simples máquinas de los politiqueros.

El Primero de Mayo no puede ser reducido a una fecha más, donde la costumbre vuelve pasivo al movimiento obrero. El primero de mayo no es una obligación ni un desfile, es una fecha de lucha y combate. Los trabajadores tenemos tres tareas fundamentales en estos momentos: una es enfrentar con decisión las reformas emprendidas por el gobierno, pero no sólo sus medidas sino al gobierno como tal; dos, desconocer a la burocracia sindical que se hace pasar como representante de los trabajadores; tres, recuperar la organización de los trabajadores, reivindicativa y políticamente, revitalizar la educación política y recuperar la independencia de clase ante el Estado y sus representantes.

El Movimiento Vientos del Pueblo, La Coordinadora Nacional Por la defensa de la Vida y la soberanía, La Brigada Obrera Revolucionaria,  Voces de Libertad y La Asociación de Centros Culturales Arte y Libertad,  te invitamos a participar en la manifestación que se realizará el miércoles 1º de Mayo. Nuestro lugar de concentración será en la Av. 10 de Agosto y Antonio Ante, junto a la parada Alameda del Trole Bus, sector Consejo Provincial y nos reuniremos desde las 8h00. Te esperamos

¡Levántate contra el patrón, levántate contra el gobierno, Levántate contra el capital compañero!
¡No a la reforma al Código del Trabajo!
¡Basta de despidos y flexibilización laboral!
¡A recuperar la organización y con ello la lucha!


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