La vida real, la historia de las revoluciones efectivas muestran que las ‘simpatías de la mayoría de los trabajadores’ no pueden ser demostradas muchas veces por ninguna votación –sin hablar ya de las votaciones organizadas por los explotadores ¡a base de la ‘igualdad’ del explotador con el explotado!. Muy a menudo,las ‘simpatías de la mayoría de los trabajadores’ se demuestran no en votaciones, sino por el crecimiento de uno de los partidos, o por el aumento del número de sus miembros en los soviets, o por el éxito de una huelga que,debido a una u otra razón, adquiere enorme importancia, o por el éxito en la guerra civil, etc.” Lenin Carta a los comunistas italianos, franceses y alemanes
Movimiento Vientos del Pueblo ante los resultados de las elecciones burguesas del 17 de febrero del 2013
Como era previsible –excepto para algunos a los que su oportunismo les compromete con la fantasía más que con la realidad- Alianza País ganó no sólo la Presidencia de la República sino la mayoría en la Asamblea Nacional. El principal perdedor es el pueblo, pero no sólo porque haya ganado Correa –aunque ello de por sí ya es un problema grave- sino porque estuvo inmerso en ese juego en el que nunca va a salir victorioso, y ojo, no por carecer de un “candidato propio”, sino porque es alienado y desmovilizado por la democracia burguesa que esteriliza e institucionaliza el descontento para ubicarlo dentro de sus márgenes, limitando su consciencia y obstaculizando que su lucha de clase se eleve, lo que garantiza que la estructura de poder permanezca inalterable.
Las elecciones, si bien ubican algunos aspectos importantes, no son el único ni principal termómetro para medir la consciencia de clase. Limitarse en ello restringiría el análisis. Existen variables que no son tomadas en cuenta como las huelgas de los trabajadores, los paros campesinos, las protestas estudiantiles y el desarrollo organizativo del pueblo, entre otras. La consciencia para los aparatos burgueses (medios masivos de comunicación, gobierno-estado) sólo existe de forma institucional, es decir en relación a la “democracia”, o sea al involucramiento de los sectores populares en la dinámica estatal –elecciones, corporativismo-, y no cuando su acción sobrepasa aquellos márgenes y se convierte en lucha popular o en procesos organizativos no institucionales.
Muchos intelectualillos burgueses y pequeño burgueses que deambulan en los medios de comunicación y las aulas universitarias, manifiestan en sus “sesudos” análisis que aunque el gobierno no sea revolucionario, lo importante es que ahora la gente habla de política más que antes. Según ellos hay un "proceso intensivo de politización" como efecto del ‘socialismo del siglo XXI’, justifican hasta sus ‘opositores’ que uno de los beneficios de este gobierno es que la gente se interesa en la vida política del país, insisten en que el ‘homo políticus’ ha revivido. Realmente en esto hay un problema, puesto que la gente está inmersa en la politiquería burguesa, no en la política revolucionaria, es decir no refuerza su consciencia y la comprensión de sus verdaderos intereses de clase, sino que se come el cuento de la politiquería oficial, institucional, electorera, es decir de la democracia burguesa.
Por ello estas elecciones fueron vendidas como una disputa entre el "revolucionario” Correa y los candidatos contendores, especialmente Lasso, en quien el mismo gobierno se encargó de convertirlo en su opositor; según este mapa político Correa era la opción de una izquierda moderna, mientras Lasso de una ‘derecha ideológica’. Ello produjo una polarización imaginaria, un antagonismo de fantasía entre los que están a favor o en contra del gobierno. Esa polarización no politiza a los sectores populares, sino que los lleva de la mano a la politiquería burguesa, a decidir entre burgueses y a creer que están "participando y eligiendo algo", cuando en realidad están escogiendo entre representantes de la clase dominante en general.
Este 17 de febrero la gente fue conducida a participar en dicho festín de los explotadores para avalar este circo y creer que estaba eligiendo entre "proyectos radicalmente diferentes". En ese sentido los sectores populares no se estaban politizando sino despolitizando, puesto que esta fachada sólo encubre la dominación real y concreta.No es lo mismo poseer consciencia política de clase, que aceptar la democracia burguesa, votar y creer que estás decidiendo algo. No es lo mismo entender los intereses inmediatos y estratégicos de clase que caer presa de la politiquería que busca institucionalizar y adormecer esa consciencia.
Los proletarios no hacen política participando o votando en las elecciones, hacen política realmente cuando comprenden sus intereses de clase y la naturaleza de ese Estado, esa democracia y esas elecciones, y luchan contra ellas.
El triunfo de Alianza País
Ganó el candidato más fuerte de la burguesía y en especial de la burguesía burocrática que alineada a la estructura estatal encuentra en ésta una fuente de negociados que le permiten una acelerada acumulación de capital. Alianza País logró el 56% de la votación a nivel nacional, sin tomar en cuenta en ese cálculo los votos nulos y blancos y el alto grado de abstención, con lo que dicho porcentaje no sobrepasa el 30% de la población habilitada para sufragar. El método D´Hont le aseguró a Alianza País más de 2/3 de la Asamblea Nacional, es decir casi 100 asambleístas. Con ello logra un control total de la estructura estatal, lo que le va a permitir afianzar su política fascista y entreguista.
Correa vuelve a ganar una elección especialmente por varios factores, entre ellos:
- La bonanza económica fruto del alto precio del petróleo en el mercado internacional, junto a una política económica rentista, y tributaria, ha permitido que el gobierno realice obras –como las carreteras, ahora un fetiche de la publicidad gobiernista- que no necesariamente benefician a los sectores populares, pero que le permiten generar una lógica diferenciadora en relación a sus antecesores, y que el pueblo en general manifieste que “aunque siga robando, éste por lo menos algo ha hecho”. Es clave entender el carácter de la fracción burguesa que representa Correa, la cual al estar ligada al Estado como fuente de negociados y acumulación de capital, necesita que éste intervenga más en la economía para asegurar que se celebren contratos que les permita sacar parte de su tajada en contubernio con la inversión de la empresa privada; es decir existe una alianza entre el sector estatal y privado para juntos acumular mayor ganancia a través de los contratos del Estado, ello de rebote permite mayor inversión en infraestructura y otros campos que a veces es bien visto por los sectores populares aunque ello no modifique su posición en la sociedad.
- El 17 de febrero ganó una farsa disfrazada de revolución, que continúa ostentándose como “proyecto de izquierda y revolucionario” gracias a la estrategia sistemática de propaganda que bombardea de manera permanente a los sectores populares y que le permite al gobierno vender una mentira que ha sido repetida más de mil veces y que en algunos sectores de la población es ubicada como verdad.
- La crisis de los partidos burgueses tradicionales y su lento recambio generacional, al igual que la de la autodenominada izquierda fruto de su práctica oportunista. Alianza País se muestra como ruptura con la política tradicional ejercida en el país, aunque su estructura esté plagada de individuos que han servido a la “partidocracia” tradicional, al mismo tiempo que aplica algunas de las estrategias utilizadas por ellos pero de una manera más sofisticada y encubierta.
- Estar en el gobierno ha sido una ventaja utilizada por Alianza País para poder promocionarse y estar en campaña permanente.
- Una política asistencialista que no soluciona los problemas de fondo de los sectores populares, sino que los sume en la mendicidad institucional, al ser incapaz de insertarlos en el proceso productivo.
Qué se nos viene?
Bueno, en el plano económico se profundizará el papel semi-colonial del país por dos vías: la re-primarización de la economía ecuatoriana con la minería como nuevo boom de “desarrollo”, y el aseguramiento y estabilidad para que los negocios de las corporaciones estadounidenses y el Estado chino se acentúen. Las ganancias de la burguesía burocrática aumentarán en alianza con el capital privado teniendo como base la inversión estatal. La banca y los monopolios seguirán gozando de las grandes ganancias que han logrado con este gobierno.
En el plano jurídico, gracias a la mayoría parlamentaria, se viene la aprobación de las leyes de aguas y comunicación, así como la implementación del Nuevo Código Penal Integral que permitirá al gobierno meter a la cárcel a quien desee, criminalizando y obstaculizando cualquier tipo de protesta social en su contra; y la reforma al Código del Trabajo que precarizará y flexibilizará las relaciones laborales permitiendo a los burgueses una extracción intensiva de plusvalía.
En el terreno político el Estado pasará de una fase de oxigenación a una de fortalecimiento, en la cual intervendrá de manera decisiva en todo campo de la vida social para asegurar la dominación de clase, mercantilizando la educación, controlando medios de comunicación, expandiendo su influencia en todo el territorio ecuatoriano. Ello combinado con una política corporativa de cooptación y desarme de las variantes organizativas populares para que éstas desconozcan sus intereses clasistas y respalden la política gubernamental. Se asegura la criminalización de la lucha social mediante la ampliación de la política fascista del régimen, quien asegurado cuatro años más no dudará en reprimir a los sectores populares.
En resumen enfrentaremos a un gobierno que acentuará su lógica represiva y que servirá de manera consecuente a los intereses de la burguesía en conjunto y de su fracción en particular, así como del imperialismo. Cuatro años más de farsa y demagogia.
La derecha y su recomposición
Los partidos burgueses sabían desde el inicio quién iba a ganar. Los afanes políticos de las diferentes fracciones burguesas pesaron más que su deseo de derrotar a Correa por tres motivos:
- Porque Correa no tiene intereses en esencia diferentes que ellos. ¿Ustedes creen que si sus empresas o bancos corrieran algún riesgo no se habrían juntado para derrotar al "revolucionario"? Con Correa sus negocios están asegurados, las relaciones de producción no se modificarán, sus ganancias aumentarán tal como ha sucedido durante estos seis años, y las formas de explotación y precarización laboral se agudizarán. Las ganancias de la burguesía burocrática se incrementarán, así como las del capital privado, teniendo como base la inversión estatal.
- La disputa no era por la presidencia, sino por conseguir curules para que sus asambleístas puedan garantizar sus intereses particulares en el ex Congreso Nacional.
- Cada partido buscaba mantener o extender su influencia política mirando hacia el futuro, de los cuáles sólo CREO y SUMA salieron fortalecidos. Formando esto parte del recambio generacional burgués de sus partidos y representantes.
El partido favorecido de estas últimas elecciones es sin duda alguna CREO, del banquero Guillermo Lasso, quien representa los intereses de la banca y la burguesía costeña especialmente. El se muestra como oposición y manifiesta que una cuarta parte de los ecuatorianos cree en su proyecto, cuando en realidad gran parte de su votación no es un apoyo a su organización o a él, sino un rechazo a Correa. Podemos ver que donde él saca los más altos porcentajes es precisamente en los lugares donde la minería ha generado ya algunos conflictos sociales. Lasso es el nuevo cuadro de la derecha recompuesta.
El PRIAN, PSP, PRE, PSC, sufrieron una amarga derrota puesto que sus expectativas no llegaron a cumplirse, es más PSP disminuye su presencia de quince a seis asambleístas y el PRIAN desaparece del parlamento burgués de manera directa.
La Coordinadora Plurinacional de las Izquierdas y el fracaso rotundo del reformismo
El reformismo apeló nuevamente al frentismo electoral policlasista. Es decir unirse junto a candidatos burgueses, en este caso el socialdemócrata, Alberto Acosta, para participar en las elecciones. Su objetivo era asegurar unos cuantos curules en el parlamento que les permita seguir viviendo a costa del viejo estado burgués. En su fantasía politiquera aseguraban estar en la segunda vuelta y “derrotar al correísmo en las urnas”. Los resultados finales les vuelven a la realidad alcanzando un miserable 3% y apenas seis cururules –alcanzados por los ponchos dorados de Pachakutic y ninguno para el MPD- del total de 137 en la Asamblea Nacional. De hecho para quienes confían en las elecciones y hacen vida económica de ello, sacar un porcentaje tan bajo resulta ser un fracaso rotundo.Aún más cuando su “carrera política” y trayectoria histórica se ve obstaculizada por el descrédito que tienen en los sectores populares, fruto de su actividad colaboracionista, burocrática y oportunista.
El cuento de la acumulación de fuerzas como excusa para participar en las elecciones, que vendría a ser más bien la acumulación de derrotas vía electoral, demuestra que lejos de “propagar las ideas revolucionarias desde el parlamento”, o “alcanzar derechos para los sectores populares”, en la práctica no ha tenido históricamente ningún resultado efectivo, y dicha participación sólo ha servido para desmovilizar a los sectores populares de la lucha social y legitimar la democracia burguesa como forma de dominación.
Mucho se escucha a estos revolucionarios de papel (o papeleta) que todas las formas de lucha son válidas. El reformismo manifiesta que los revolucionarios debemos apelar a todas las formas de lucha, y ello como concepto no es un error. El asunto es que las formas de lucha no permanecen inmutables en el devenir histórico, sino que cambian de acuerdo al desarrollo del sistema económico y social. Con el desarrollo del capitalismo imperialista, la institucionalidad burguesa y especialmente las elecciones han dejado de representar una forma de lucha para las clases explotadas, puesto que la burguesía busca legitimar su dominio a través de ella, “incluyendo” allí a las masas populares, provocando el abandono de sus intereses estratégicos de clase.
Participar en las elecciones en la actualidad significa negar el principio de independencia política del proletariado ante el Estado y los explotadores. El reformismo no ha utilizado las elecciones burguesas como una forma más de lucha sino que las ha convertido en un fin, a través de la cual gira todo su “trabajo”, donde sus frentes y organizaciones son utilizados meramente como mecanismo de presión para que sus dirigentes vivan cómodamente de los puestos que les otorga la democracia burguesa.
En su comunicado, después de haber guardado un cobarde silencio durante algunos días, señalan:
“Las organizaciones que conformamos la UNIDAD PLURINACIONAL, al tiempo de felicitar al pueblo ecuatoriano y de agradecer a las organizaciones que nos apoyaron, aceptamos, como demócratas que somos, los resultados de las elecciones realizadas este domingo. Reconocemos al triunfador de esta jornada esperando que eso signifique hacer realidad el mandato del pueblo ecuatoriano que se pronunció mayoritariamente a favor de la Constitución de Montecristi. Demandamos que el gobierno entienda que este resultado significa hacer realidad los cambios estructurales esperados largamente por el pueblo ecuatoriano” (la negrita de nuestra)
Esta declaración refleja su compromiso con el sistema social actual al hacer una apología de la democracia burguesa, al reconocerse como demócratas,y rebajar la lucha social al parlamentarismo. Reconocen el triunfo del gobierno –evidentemente porque identifican a las elecciones como principal mecanismo de lucha y participación, y desprecian las verdaderas variables de lucha social- guardando esperanzas en que “cumpla el mandato del pueblo ecuatoriano”, y que realice los “cambios estructurales” que supuestamente se espera.
La Conaie también en su comunicado “desea la mejor suerte al presidente Rafael Correa” y espera que apruebe las leyes de aguas y de tierras, manifestando además que “la forma como se resuelvan los procesos judiciales nos dará la verdadera dimensión del tipo de gobierno”, ¿acaso aún no se dan cuenta de ello?
¡Cuánta hipocresía! Su radicalismo se diluye cuando son derrotados.Más bien hacen un llamado al gobierno. No sería extraño que si el gobierno les ofreciera un puestucho o acceso a algún negociado, serían los más apasionados defensores del proyecto que al inicio denominaban “patriótico, revolucionario y de profundo carácter antimperialista” y con el que fueron cómplices del proceso de re-oxigenación del Estado y la posterior aprobación de las leyes anti-populares. O no sorprendería tampoco que salten como “oposición” únicamente para preparar la próxima campaña y porque sus asambleístas se quedaron fuera de la torta estatal.
La
Anulación del Voto y la abstención: Nuestro camino es luchando, no votando
Aún así, en estas circunstancias, la anulación del voto llegó al tercer lugar de los votos válidos representando el 7,23%, sólo superado por Lasso y Correa, y ubicándose sobre seis candidatos burgueses. Nosotros sabemos que no ha sido la campaña de los revolucionarios únicamente la que ha logrado alcanzar el porcentaje del nulo, pero sin duda estamos convencidos de haber influido en algunos sectores de la población, ya sea mediante la propaganda, el debate o la educación política.
Algo que hay que tomar en cuenta es el alto grado de abstención, puesto que estaban habilitados para votar 11’675.441 de ecuatorianos de los cuales 2´210 701 no acudieron a las urnas, representando el 19% del total del padrón. Mientras que 683.953 anularon su voto llegando al 7,23% de votos y 178.162 personas lo dejaron en blanco. Es decir 3´073 822 personas no votaron, anularon su voto o lo dejaron en blanco, lo cual en porcentaje resulta ser el 26,33% del total de personas habilitadas. Es decir el voto real del gobierno sobre la población en edad de votar llega a un máximo de 42% y no del 56% que es el resultado sólo del conteo de los votos válidos (excluyendo a quienes no se presentaron o anularon su voto). Sin embargo estos datos y cálculos no han sido difundidos porque restarían legitimidad a cada uno de los beneficiados en el reparto electoral. En los primeros informes del CNE y en la prensa escrita (http://www.hoy.com.ec/noticias-ecuador/el-cne-quito-de-su-web-los-datos-sobre-el-ausentismo-574697.html) se hablaba de un ausentismo del 40%, luego esos datos fueron descolgados de la página web de dicha institución, en los cuales ahora aparece que es del 19%.
Nosotros no esperábamos que el nulo gane, y aún así llegara a ganar ello no significa la revolución, pero el crecimiento de ese descontento será un paso importante para desenmascarar el carácter clasista del estado.. El nulo expresa un rechazo a las elecciones y a la farsa que éstas constituyen. Cuando los sectores populares sobrepasen la democracia de los ricos con su acción revolucionaria en las calles, en el campo, en las universidades, allí podremos preparar un boicot a esa farsa, y la propuesta de no votar pasará a ser la consigna adecuada para las coyunturas electorales.
El mismo día de la farsa electoral, en la noche, Guillermo Lasso se anunciaba como el principal líder de la oposición al gobierno. Seguramente la reformista C.P.I. también se auto nominará como tal. El asunto es que de fondo no hay muchas cosas que les pongan en la vereda contraria al gobierno, en los grandes elementos coinciden, como en el respeto a la democracia burguesa y a las formas de explotación capitalista. La disputa con Lasso es por la dirección del Estado y con el reformismo es únicamente porque ellos aspiran a colaborar con un gobierno que les asegure cuotas políticas. Los dos fueron aliados y cómplices del gobierno y ninguno representa una oposición consecuente con los intereses de las clases explotadas.
Después del triunfo del gobierno, éste y todos los demás partidos, sin excepción, llaman a respetar la decisión de las mayorías. ¿Mayorías? ¿El dictamen del pueblo? Claro que los burgueses dicen que hay que respetar la "voluntad popular expresada en las urnas" porque entre los que elige están sus candidatos. Pero la "voluntad popular" no se respeta cuando sales a la calle a protestar, haces una huelga, formas una organización, o emites un comentario “desestabilizador”, ahí sí no importa que seas parte de las mayorías.
Y el asunto es sencillo, ¿el pueblo se puede equivocar? pues claro, aún más cuando su consciencia de clase es débil y embrionaria, por ello ha elegido a Velasco Ibarra, Abdalá Bucaram, Febres Cordero, Sixto Durán, Jamil Mahuad, Lucio Gutiérrez, Rodrigo Borja y ahora Correa. Y se puede equivocar precisamente porque cree que el mesías de turno le va a salvar o le va a cumplir lo que le ofrece y luego ello nunca ocurre.
Ese es el problema central, la democracia de los capitalistas aliena y enmascara la dominación. Por eso debemos revelar su carácter clasista. El asunto es que si las "mayorías" y especialmente las clases explotadas se equivocan, no es sólo por la alienación, sino porque no hemos logrado desarrollar una trayectoria revolucionaria, no hemos realizado procesos de difusión y educación consecuentes, no hemos contado con organizaciones claras y honestas que nos representen conduciéndose con independencia de clase. Justamente eso es lo que hay que hacer, romper la trayectoria colaboracionista e institucionalizadora que se ha insertado por la práctica histórica del reformismo. Es la única manera de salir de esa equivocación, no haciendo que escojamos entre el mal menor, sino preparando una revolución y un cambio verdadero, construyendo organización, luchando!
La táctica de los revolucionarios del país consiste en enfrentar al gobierno y su política. La resistencia se ampliará a medida que los conflictos económicos, sociales y políticos aumenten, en ese sentido se avizoran como escenarios importantes de lucha: el campo ecuatoriano con la introducción de la mega minería y la reconcentración del agua y la tierra; el sector obrero con la Reforma al Código del Trabajo y la consiguiente flexibilización de las relaciones laborales; la educación media y superior con las reformas emprendidas que se irán materializando en los próximos años. Sin descartar otros sectores que serán afectados de manera particular. Nuestra estrategia debe estar orientada a gestar los elementos organizativos necesarios dentro de las clases explotadas del país para que las representen en su lucha reivindicativa y vayan acentuando dentro de éstas una línea revolucionaria. Es decir enfrentar al gobierno pero entender que la lucha no es por cambiar de gobierno sino acabar con la estructura de dominación burguesa. Eso implica romper totalmente con las prácticas colaboracionistas y empezar a gestar una trayectoria combativa y revolucionaria en los sectores populares.
Vientos del Pueblo manifiesta su rechazo total a las elecciones burguesas, y mantiene su convicción de que el pueblo no debe aspirar al “mal menor”, sino a forjar sólidamente su futuro, a organizar su país y su sociedad desplazando a la capa de parásitos que actualmente se encuentran gobernando. Es decir, luchar por una verdadera transformación! Ello es posible, pero la base para lograrlo es ¡Organizarse! El camino no es ningún candidato, el camino no es votando, el camino ES LUCHANDO!